Tikopia es una isla situada en el Océano Pacífico, forma parte de las islas Santa Cruz y perteneciente al estado independiente de Islas Salomón.
La isla es el remanente de un
volcán extinto. El lago Te Roto cubre
un antiguo cráter volcánico que se encuentra a 80 metros de profundidad.
El punto más alto de la isla
es el monte Reani, con una altura de
380 metros de altitud.
Mapa de situación de Tikopia en el Océano Pacífico
Datos estadísticos:
Superficie - 4,7 Km²
Población - 1.200 habitantes
Densidad - 240 hab/km²
Capital - Matautu
Idioma - Tikopian
Vista aérea de Tikopia
UN POCO DE HISTORIA
A pesar de que la isla se
encuentra en la región de Melanesia, los habitantes de la isla son
culturalmente polinesios. Esto indica que la isla fue colonizada por marineros
polinesios, posiblemente en su mayoría de la Islas Ellice. Se cree que podría
haber sido entre el siglo X y mediados del siglo XIII.
Los primeros europeos llegaron
a Tikopia en 1606 como parte de la
expedición española de Pedro Fernández de Quirós.
La iglesia anglicana tomó
contacto con la isla por primera vez en 1858 pero sus habitantes no le
permitieron asentarse hasta 1907. La conversión de la población al cristianismo
no se produjo hasta 1950.
En 1992 la isla fue devastada
por el Ciclón Tia, destruyendo la
mayoría de viviendas y arruinando las cosechas.
En el año 2002, el Ciclón Zoe y en el 2015, el Ciclón Pam, provocaron nuevas devastaciones en la isla.
Mapa histórico de la isla de Tikopia (1943-45)
Grabado sobre los habitantes de Tikopia
Grabado sobre el uso de la piragua en Tikopia
LA POBLACIÓN
Históricamente, la isla ha
soportado siempre una alta densidad de población y para ello han intentado
buscar diferentes formas de subsistencia. Por ejemplo, en 1600 resolvieron
colectivamente eliminar todos los cerdos de la isla y sustituirlos por la pesca
de altura, ya que esa especie consumía demasiado vegetal el cual podría ser
necesario para la alimentación de la población.
También se sabe que en algunos
momentos de su historia no ha estado mal visto socialmente el infanticidio con
el objetivo de mantener una población estable y autosuficiente.
Los isleños son polinesios con
idioma propio, el Tikopian, una rama
de las lenguas polinesias.
Los habitantes de Tikopia practican un sistema intensivo
de agricultura. Sus prácticas agrícolas están fuertemente ligadas a la densidad
de población.
A diferencia de la sociedad
occidental, la población de Tikopia
ha cambiado muy poco desde los tiempos antiguos. Sus habitantes se enorgullecen
de sus costumbres.
La isla se organiza en cuatro
clanes y está controlada a su vez por cuatro jefes: Kifika, Tafau, Taumako y Fangarere.
Los habitantes de Tikopia conocen cada palmo de la isla y son conscientes de cada cual, mantienen una gran sensibilidad sobre cuáles son los intereses colectivos que conviene estimular y cómo controlar las acciones del vecino para que no perjudiquen al conjunto.
Niños de Tikopia
Bailarines de Tikopia
Casas de Tikopia
Casa tradicional de Tikopia
LA OBRA DE LOS DIOSES
Dentro de la cultura de la
isla de Tikopia destaca uno de los
ciclos rituales, la Obra de los Dioses.
La Obra de los Dioses
pretendía complacer a los atua, poderosos
espíritus o dioses que aseguraban cosechas abundantes. Dos veces al año durante
seis semanas, toda la sociedad de Tikopia
se dedicaba a realizar los ritos, divididos en la Obra del Intercambio del
viento y la Obra del Monzón.
La Obra de los Dioses se
consideraba un sistema lógico de comercio entre humanos y espíritus. Muchas de
las actividades, como la reparación de canoas o el trenzado de esteras, tenían
valor económico.
Remos
Antigua silla de Tikopia de finales del siglo XIX
TIKOPIA SEGÚN JUDITH SCHALANSKY
En su Atlas de Islas Remotas, Judith Schalansky nos cuenta sobre Tikopia:
Esta isla está habitada desde
hace más de tres mil años, es tan pequeña que las olas se pueden escuchar desde
su meseta central. Sus habitantes pescan en las aguas salobres y atrapan
crustáceos en la orilla, cultivan boniatos, plátanos y ñames gigantes del
pantano; almacenan además cereal bajo la tierra por si hay una mala cosecha.
Estos víveres resultan suficientes para mil doscientos seres humanos, pero ni
para uno más.
Si un tornado o una gran
sequía devasta la cosecha, muchos de ellos eligen una muerte rápida. Las
mujeres solteras se ahorcan voluntariamente en sus casas o se arrojan al mar y
algunos padres se dejan arrastrar por las corrientes marinas junto a sus hijos,
en un viaje en canoa del cual nunca regresan. Prefieren morir en el mar, antes
que padecer una larga agonía de hambre y de sed en tierra firme.
Cada año el jefe de las cuatro
tribus de Tikopia recuerda las
reglas para evitar el crecimiento de la población. Todos los niños deben vivir
de acuerdo a ellas y alimentarse sólo con lo producido en el huerto familiar,
por ello sólo el hijo mayor puede tener descendencia; los restantes hijos deben
permanecer solteros y ser extremadamente cuidadosos para no engendrar. Los
varones se sienten obligados a prevenir la concepción y se han convertido en
expertos del coitus interruptus, pero
si la concepción no puede evitarse, las mujeres presionan su vientre con
piedras calientes antes de que suceda el parto.
A los adultos se les prohíbe
tener más descendencia cuando su hijo mayor alcanza la edad casadera, y cuando
una pareja tiene un hijo, el hombre pregunta a su mujer: ¿De quién es este hijo, a quien debo alimentar? Y sólo él decide si
el recién nacido debe vivir. Las cosechas
son pequeñas. Déjame matar a nuestro hijo, ya que si vive, no habrá comida para
él. Los recién nacidos se dejan tumbados boca abajo, para que se ahoguen y
mueran. Estos niños no reciben sepultura, no forman parte de la vida de Tikopia.
Lago Te Roto
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