Kapingamarangi, también llamada isla de los Pescadores, es un atolón situado en el Océano Pacífico y perteneciente a los Estados Federados de Micronesia.
El atolón es la mayor isla del país. Su laguna tiene solamente un paso de salida al mar.
La altura máxima es de tan sólo 3 metros de altitud.
Kapingamarangi consta de 33 islotes situados en la parte oriental.
De los 33 islotes, sólo están habitados tres de ellos.
La principal actividad económica
es la pesca. La agricultura es de subsistencia, con plantaciones de taros,
árboles del pan, plataneros y cocoteros.
El atolón está situado a medio
camino entre Melanesia y las Islas Carolinas. La cultura tradicional de Kapingamarangi es polinesia. Su población,
llamada kapinga, proviene de
migraciones prehistóricas de la Polinesia occidental.
Entre Kapingamarangi y la isla de Pohnpei
hay unos 1.500 habitantes nativos.
Vista aérea de Kapingamarangi
Datos estadísticos:
Superficie - 74 Km² (con la
laguna)
Población - 500 habitantes (datos
de 2007)
Vista de Kapingamarangi
Bandera de Kapingamarangi
UN POCO DE HISTORIA
Parece ser que Kapingamarangi fue descubierto por el
español Fernando de Grijalva en 1537, suponiendo que podría ser la isla que
llamó Pescadores, pero de la cual no dio ninguna indicación.
En el siglo XIX el atolón fue
bautizado como Greenwich por los
británicos y Constantine por los
franceses.
En 1916 el atolón sufrió una
severa sequía. Los japoneses, autoridad colonial de la época, ordenaron el
traslado de parte de la población a la isla de Pohnpei.
KAPINGAMARANGI TERRITORIO ESPAÑOL
Tras el Desastre del 98 con la
pérdida de Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, a España le era imposible
controlar las pequeñas y muy dispersas islas que le quedaban por Oceanía, por
lo que acabó vendiéndolas a Estados Unidos y Alemania. España las vendió a
cambio de remuneración económica, además de algunos beneficios.
En 1899 se firmó un tratado
Hispano-alemán por el que se vendían las Islas Marianas y Carolinas por parte
de España a Alemania, que posteriormente perderían en la Primera Guerra Mundial
a manos de Japón.
Había una serie de islas,
entre las que está Kapingamarangi,
que no entraron en el tratado.
El descuido, u olvido,
significaría que España ni vendió, ni cedió, ni renunció a la soberanía de estas
islas.
Pese a no hacerse demasiado
caso a la consideración del tratado de aquella época, España aún no ha
renunciado formalmente a la reclamación territorial sobre el atolón. La isla es
llamada la Micronesia española, incluyendo además de Kapingamarani (también llamada Pescadores), las islas de Arrecife
(o Oroa), Matador (o Acea), Os Güedes (o Mapia).
España nunca ha ejercido su
soberanía sobre estos territorios en tiempos recientes, por lo que se podría
argumentar que sus derechos históricos sobre las islas están extintos.
El 12 de enero de 1949 se
trató la cuestión de la soberanía de estas cuatro islas en la reunión del
Consejo de Ministros, a petición de la Asesoría Jurídica Internacional del
Ministerio de Asuntos Exteriores. En dicha reunión se decidió que mientras no
se aclare el asunto, procede esperar antes de efectuar gestión alguna con los
Estados Unidos o con las potencias amigas que forman parte de la ONU.
No resulta muy sencillo
adentrarse en los documentos que detallan los avatares de estos islotes a lo
largo de la historia. Los nombres cambian, desaparecen, vuelven a surgir, los
tratados son ambiguos y, para colmo, hubo desidia y desinterés por parte de
España por tomar posesión efectiva de estos territorios a lo largo del siglo
XX.
Primera visión por mar de Kapingamarangi
Niña de Kapingamarangi
Nativo de Kapingamarangi
KAPINGAMARANGI HOY
Aunque parezca increíble, unas
500 personas viven en este islote completamente aisladas del resto del mundo. No
hay aeropuerto ni líneas regulares de embarcaciones. La única manera de
alcanzar sus playas es alquilando un navío lo suficiente largo como para surcar
el Pacífico, pero cuya eslora permita entrar en su laguna.
Pero sus habitantes son, sin
embargo, autosuficientes: tienen agua de lluvia para beber y agua de pozos
artesanos para el resto de faenas domésticas.
En Kapingamarangi no hay radio convencional, ni televisión, ni
cobertura de móvil, ni por supuesto internet. Debe de ser el único lugar del
planeta donde ni se ve ni se juega al fútbol. Tampoco hay lugar para el
aburrimiento.
Los kapingas son uno de los pueblos más amables, alegres y
hospitalarios del planeta y entre ellos hay un gran espíritu comunal. Se
consideran una gran familia, conviven en armonía, y, al caer la tarde,
disfrutan del ocio siempre compartido.
La gente tiene poquísimo
contacto con el mundo occidental. Llevan una economía de pura subsistencia: se
dedican a la pesca y navegan en piraguas muy estrechas y alargadas. Cultivan el
taro, un tubérculo entre la patata y el boniato que es la base de su
alimentación, la calabaza, el árbol de pan, bananas, limas y otras frutas
tropicales.
Tienen además gallinas y
cerdos.
Son excelentes artesanos. La
isla les da materiales vegetales de construcción para sus casas y como
combustible usan la cáscara seca de los cocos.
Árbol del pan
Canoa de Kapingamarangi
Mercado
Niños en Kapingamarangi
Tienda de artesanía
Vista de Kapingamarangi
Monedas de coleccionista de Kapingamarangi
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