Taongi, también conocido como Bokak, es un atolón deshabitado situado en el Océano Pacífico y perteneciente a las Islas Marshall. Se encuentra a 425 millas al norte de Majuro, la capital de las Islas Marshall. Es parte de la cadena de atolones Ratak (amanecer, en idioma Marshalés).
La superficie del atolón es de
apenas 3,2 km². Tiene una flora y fauna vírgenes que, debido a su aislamiento, le ha permitido existir en un estado primitivo y original. Sus suelos son una
mezcla de arena gruesa y grava de coral de diferente texturas con muy poca
acumulación de humus.
Taongi es el más seco de los atolones de las Islas Marshall, de carácter semi-árido y con una temperatura media de 28°C.
Islas Marshall
Taongi desde el cielo
UN POCO DE HISTORIA
El primer europeo en descubrir
esta isla fue el español Alonso de Salazar, en 1526. Le puso de nombre
"San Bartolomé". La dureza del clima, la falta de agua y la lejanía
de cualquier parte, indicaría que es uno de los motivos por los que casi
siempre ha permanecido deshabitada.
Más tarde, Taongi estuvo ocupada durante la
Segunda Guerra Mundial durante un corto periodo de tiempo por los japoneses.
El Dominio de Melquisedec, una micronación no reconocida, reclama
la soberanía de Taongi, en base a un
contrato de arrendamiento supuestamente concedido.
Actualmente, los únicos restos
históricos incluyen un campamento abandonado, varios barcos hundidos y el puesto
de comunicación de los japoneses de la 2ª Guerra Mundial.
Scott Moorman creció en San Francisco Valley y de niño veía en la televisión una serie llamada Aventuras en el Paraíso y soñaba con vivir en Hawai. En 1975 abandonó el continente y encontró un nuevo hogar en Nahiku, en la costa oeste de la Isla Maui, donde se vive según el horario hawaiano: cuando hace buen día, nadie trabaja. Así sucede la mañana del domingo del 11 de febrero de 1979, el océano está liso y brillante como un espejo y en el cielo no hay ni una sola nube. Scott y cuatro amigos deciden salir a pescar en alta mar, compran bujías nuevas para su lancha de motor, cerveza y limonada para la nevera y cubos de hielo para conservar los peces que esperan coger. Sobre las diez de la mañana dejan atrás el puerto, situado en la desembocadura de la bahía de esta isla de piedra y dirigen el Sarah Joe, su lancha de cinco metros de eslora, hacia el sur. Llevan gafas de sol, el pelo largo y largas barbas desaliñadas, uno de ellos enciende el primer porro del día.
Al mediodía se levanta algo de
viento, que por la tarde se convierte en una tempestad, y por la noche en un
huracán que golpea toda la isla, devasta la costa y azota el mar. Las olas
miden más de un metro y la lluvia es incesante. A las cinco de la tarde se
comunica la desaparición del Sarah Joe,
los guardacostas envían un helicóptero y una avioneta al interior de la
tormenta, pero la visibilidad es nula. Los días siguientes amplían el área de
la búsqueda. Los guardacostas pasan cinco días enteros en el mar, intentando
localizarlos, sin ningún éxito; y familia y amigos continúan la búsqueda una
semana más, pero no encuentran nada, absolutamente nada, ni rastro de los
jóvenes ni un pedazo de su barca.
Nueve años y medio más tarde,
un miembro del equipo de búsqueda, el biólogo marino John Naughton, encuentra
los restos de una nave en la playa de Taongi,
el atolón más al norte y más seco de las Islas Marshall, a 3.600 km al este de
Hawai. En los restos de fibra de vidrio del casco destrozado se puede leer un
número de registro de Hawai, es el Sarah
Joe. Justo al lado se levanta una tumba sencilla, apenas un montículo de
piedras y una cruz de trozos de madera, probablemente arrojados por el mar. En
la arena sobresale un par de huesos, cuando se analiza el ADN se descubre que
son los restos de Scott Moorman. Quién lo enterró ahí y qué fue de los otros
sigue siendo una incógnita. (Atlas de
Islas Remotas, de Judith Schalansky)
No hay comentarios:
Publicar un comentario